En la logística actual, la última milla —el tramo final de la entrega hasta el cliente— se ha convertido en un desafío que determina la satisfacción del consumidor y la rentabilidad del negocio. Costes en aumento, exigencia de entregas cada vez más rápidas y normativas medioambientales más estrictas están obligando a las empresas a replantear cómo realizan sus repartos.
En este contexto, los vehículos eléctricos han pasado de ser una novedad a convertirse en una herramienta clave para optimizar la última milla. Ya no se trata solo de una cuestión de imagen o sostenibilidad, sino de lograr ventajas competitivas reales: reducción de costes, mejora en la puntualidad y acceso sin restricciones a las ciudades. A continuación, conocerás tres historias inspiradoras de empresas que han transformado su logística urbana gracias a la movilidad eléctrica.
Por qué electrificar la última milla es una decisión estratégica
La electrificación de la flota de reparto ofrece beneficios medibles a corto y largo plazo. Para las empresas B2B, esto se traduce en una operación más eficiente, menos costosa y con mejor percepción de marca, especialmente cuando la última milla se realiza con vehículos eléctricos.
Ventajas competitivas para el sector B2B
- Coste por kilómetro mucho más bajo frente a combustibles fósiles.
- Acceso libre a Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y áreas restringidas.
- Menos mantenimiento y menor tiempo de inactividad.
- Imagen de marca alineada con sostenibilidad e innovación.
Caso 1 – Mensajería urbana: más entregas en menos tiempo
Una empresa de mensajería que opera en el corazón de varias grandes ciudades se encontraba ante un problema creciente: el tráfico denso, las restricciones de acceso y el aumento del precio del combustible provocaban retrasos y disparaban los costes. Los repartidores debían cambiar rutas constantemente para sortear zonas restringidas y eso generaba entregas fuera de hora y clientes insatisfechos. Además, el mantenimiento de los vehículos de combustión —expuestos a continuos arranques y paradas— se había convertido en un gasto relevante.
La compañía decidió sustituir el 60% de su flota por scooters eléctricos y triciclos de carga, especialmente ágiles en entornos urbanos. Estos vehículos silenciosos y de cero emisiones podían acceder a zonas restringidas y operar en franjas horarias donde la circulación de combustión estaba limitada, optimizando así la última milla con vehículos eléctricos. En paralelo, se instalaron cargadores rápidos en los centros logísticos urbanos, de modo que las baterías podían recargarse durante las pausas.
En menos de seis meses, el cambio fue evidente: las entregas diarias aumentaron un 25%, los costes de combustible y mantenimiento se redujeron un 40% y la puntualidad mejoró, elevando la satisfacción del cliente. La empresa, además, comenzó a comunicar su compromiso con las cero emisiones, integrándolo en su propuesta comercial y generando nuevas oportunidades.
Caso 2 – Retail de alimentación: frescura y sostenibilidad en cada entrega
Una cadena de supermercados con reparto a domicilio afrontaba un reto claro: mantener la frescura de los productos —sobre todo refrigerados— con tiempos de entrega ajustados en áreas urbanas densas. Las furgonetas diésel generaban molestias por ruido en entregas tempranas, los costes de combustible crecían y las restricciones de circulación obligaban a alargar rutas.
La transición vino de la mano de furgonetas eléctricas refrigeradas, pensadas para trayectos urbanos cortos, con autonomía suficiente para la jornada y capacidad de frío constante. La compañía incorporó además un software de optimización de rutas que, con datos de tráfico en tiempo real, reducía desvíos y tiempos de espera. El resultado: un 18% de ahorro operativo anual, 8 minutos menos por pedido y la práctica desaparición de quejas vecinales por ruido. La propuesta de valor ganó fuerza al comunicar entregas frescas y sostenibles realizadas en la última milla con vehículos eléctricos.
Caso 3 – E-commerce especializado: entregas premium sin emisiones
Un comercio electrónico de productos tecnológicos de alto valor buscaba diferenciarse con entregas rápidas, seguras y coherentes con su imagen innovadora. Los vehículos de combustión no encajaban: contaminantes, ruidosos y con limitaciones urbanas. Apostaron por motos eléctricas de alta autonomía equipadas con seguimiento GPS en tiempo real, lo que permitía a los clientes monitorizar la entrega y reducía incidencias.
La empresa formó a los repartidores en conducción eficiente y en protocolos de entrega premium para reforzar la experiencia. Al cabo de un año, los costes de combustible cayeron un 35% y los clientes valoraron positivamente recibir sus pedidos en vehículos silenciosos y de cero emisiones. La movilidad sostenible pasó a ser parte del relato de marca, integrándose en campañas y comunicaciones, y consolidando la última milla con vehículos eléctricos como una ventaja competitiva.
Factores clave para una electrificación exitosa de la última milla
La transición a una flota eléctrica no consiste solo en cambiar de vehículo; implica planificación, formación e inversión estratégica.
Elección del vehículo adecuado
Antes de electrificar, conviene analizar el volumen y peso de la carga, la autonomía necesaria y las condiciones de circulación. No todas las operaciones exigen el mismo tipo de vehículo: scooters, triciclos de carga y furgonetas eléctricas cumplen funciones diferentes en la última milla.
Infraestructura de carga adaptada
Instalar puntos de carga propios —y cuando sea posible, carga rápida— minimiza el tiempo fuera de servicio. Los acuerdos con redes públicas añaden flexibilidad, especialmente en ciudades con alta densidad de entregas.
Formación y concienciación del personal
La conducción eficiente, el uso de la frenada regenerativa y la planificación de rutas marcan diferencias notables en autonomía y en la salud de la batería. Un equipo formado multiplica el rendimiento de la última milla con vehículos eléctricos.
Impacto en sostenibilidad y relación con el cliente
Además del ahorro, la electrificación aporta beneficios sociales y ambientales: reducción de emisiones de CO₂, operaciones silenciosas —ideales para entregas nocturnas— y ventaja en licitaciones donde se valora el uso de flotas cero emisiones. Todo ello impacta en la percepción de marca y en la fidelidad del cliente.
Cómo replicar estos casos en tu empresa
- Analiza rutas y volúmenes para identificar dónde la electrificación aporta mayor impacto.
- Calcula el ROI considerando ahorro en combustible, mantenimiento y posibles subvenciones.
- Arranca con un piloto que permita medir resultados antes de la transición completa.
- Comunica el cambio a clientes y partners para maximizar el valor de marca.
Conclusión
La movilidad eléctrica en la última milla es una decisión empresarial inteligente que mejora rentabilidad, eficiencia y reputación corporativa. Los casos descritos demuestran que, con la estrategia adecuada, es posible reducir costes, cumplir normativas y ofrecer un mejor servicio al cliente. En un entorno donde sostenibilidad y rapidez de entrega son decisivas, electrificar la última milla con vehículos eléctricos es apostar por el futuro del negocio.
¿Quieres optimizar tu última milla con vehículos eléctricos? Contacta con nosotros y diseñamos una solución adaptada a tu empresa.