Progreso y cambios en la logística de última milla

Por José Antonio Baena Talaverón

Director General de Inquieto, “Moving Attitude”

Publicado en LOGÍSTICA PROFESIONAL

“El progreso es imposible sin el cambio y aquellos que no pueden cambiar sus mentes no pueden cambiar nada”, aseguraba el dramaturgo irlandés Bernard Shaw a finales del siglo XIX, toda una institución del inconformismo y de la extravagancia.

Llegar al cliente. Ésa es la premisa fundamental del uso de la logística de última milla en las ventas B2C y que se ha convertido en el auténtico reto derivado del desarrollo exponencial del comercio electrónico.

Los ojos del comercio han estado, durante este periodo de crisis sanitaria, puestos en su operación de última milla, generando una fuerte presión y tensión en la eficiencia de las entregas, como consecuencia del incremento de las ventas online. Un crecimiento sin precedentes, resultado de la transformación de los canales digitales en la vía central de ventas, con el cierre de tiendas y centros comerciales debido a las normas sanitarias.

Las empresas de retail han salido en busca de partners que respondan a la creciente necesidad de llegar con el pedido a la puerta del cliente, en tiempo y  forma; y además con unos costes que no erosionen la competitividad.

La etapa que se abre ahora, con el esperado fin de la pandemia, abordará nuevos desafíos en dos grandes ejes: tecnología para la eficiencia y adaptación a las agendas de sostenibilidad en los países del Primer Mundo, en especial las orientadas al uso de energías limpias y producidas bajo dinámicas de economías circulares.

En esta línea, las innovaciones que ya asoman en el sector son los repartos en la llamada “última yarda”, mediante sistemas de “hubs”, tanto móviles como urbanos, con especial atención a los nuevos vehículos de reparto que, además de ser “cero emisiones”, serán alternativos, y que, por sus características, serán también capaces de moverse con agilidad en los núcleos urbanos y desarrollar su trabajo de una forma menos invasiva, más “friendly” y que devuelvan parte del espacio al ciudadano que los grandes vehículos de reparto le están hurtando en este momento.

Además, todas ellas darán respuesta a demandas colectivas en los entornos urbanos: restricciones por contaminación, colapso del tráfico y, a la vez, crecimiento sostenido del e-commerce.

La clave va a estar en el último eslabón de la cadena logística, toda vez que el reparto se ha convertido, no sólo en una parte fundamental de la experiencia de cliente, sino en una de las principales claves del éxito de la misma..

En paralelo al crecimiento del comercio online también se están peatonalizando las ciudades. Un reto más para la logística: entregas en menos tiempo y entornos en los que ya no sirven los vehículos tradicionales. Porque las compañías no sólo deben buscar la eficiencia en la entrega, sino también minimizar los recursos y cumplir con la regulación que impone la Transición Energética.

Del mismo modo, la especialización será clave. Logística de detalle adaptada para cada sector: food, sanitario, alimentación, productos premium, postal, etc.

Como decía Bernard Shaw, no hay progreso sin cambio. Cambiemos

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